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RESEÑA DE LA OBRA




CALIGRAFÍAS DE AGUA

Jesús Ángel Parra


Bajo este título se fusionan, se integran tres libros, tres poemarios, para ser uno solo, pareciera una trilogía pero en realidad es un solo libro, un mismo universo poético, la memoria que se desplaza con imaginación furtiva, activando la realidad, disparándola, rozando nuestra piel como suave brisa para vivir lo vivido por el autor, lo evocado por el autor, buscando ese linaje ancestral con la naturaleza, con sus seres amados, con su raíz de pueblo con todo su poder telúrico, con una identidad que lo reafirme en el mundo, con sus cimientos y sentimientos más profundos y venerados.






El caudal del agua rescata las memorias del poderío del olvido: sobre MEMORIAS DEL CAUDAL de ALEXIS FERNÁNDEZ QUINTERO.


Por Maria Cristina Solaeche



Alexis Fernández Quintero, es un poeta Ad infinitum, es y será poeta sin límites, hasta el final de su existencia.



Puso a mi alcance, su poemario Memorias del caudal; después de leerlo, quedé prendada de sus poemas, hermosos todos, intensos todos, y me propuse escribir sobre esta obra poética. Este escrito, es el resultado de su lectura y exégesis.

Desde el poema inicial de la obra Memorias del caudal, su autor, el poeta santabarbarense Alexis Fernández Quintero (16 de julio de 1951. Santa Bárbara, estado Zulia, Venezuela), crea un lenguaje de vivencias, un lenguaje que podríamos llamar de hecho, el de la naturaleza; en un tiempo que peregrina entre el pasado y el presente, que imbrica recuerdos de hechos pretéritos y actuales del mundo en que vive la poética de la sensibilidad de este escritor. La idea central del poemario está ya señalada por el título, y se mantiene signada en todos los poemas.








DE VISITA EN LA CASA DE LA BAHÍA
 Carlos Yusti 









En el canon bibliográfico de Venezuela existen libros que hacen añicos los parámetros editoriales. Libros insólitos y que en ocasiones responden a la pasión más que a un encajonado estilo literario.


Alexis Fernández ha escrito un libro bastante peculiar, por no decir extraño, especie de bello artefacto literario que va más allá del género biográfico, de la novela o de las memorias, pero que a su vez es todo eso y mucho más.

Alexis Fernández parece apegarse a una lógica precisa: si se escribe sobre un fotógrafo es necesario visualizar su hábitat.

Alexis Fernández, con ese sutil vademécum que es La Casa de la Bahía: memorias de Manuel Trujillo Durán (editado por Editorial Vimar con portada del artista Ender Cepeda), ha explorado las posibilidades de narrar saltándose todo los preceptos al uso. Lo escrito en el prólogo por Francisco Cruz ofrece alguna pista: “La Casa de la Bahía es la biografía ilustrada de Manuel Trujillo Durán (1871-1933), narrada como pretexto para describir e interpretar la ciudad-puerto de Maracaibo desde su interioridad”.

El otro hallazgo de este libro extravagante tiene que ver con las ilustraciones, las cuales en sí mismas conforman un mapa visual de esa interioridad. A este respecto Francisco Cruz acota: “Biografía ilustrada porque el autor se dio a la tarea de rastrear archivos fotográficos, libros y revistas, crónicas y referencias de los Trujillo Durán (inaugurando su Salón Fotográfico a partir de 1896, luego el Salón Fotográfico en 1898 y posteriormente el periódico Gutenberg, en 1911, impreso en sus propios talleres) y memorias de los fotógrafos y artistas de la época en que se reunían semanalmente en la Casa de la Bahía, casa ubicada frente al teatro Baralt…”.

Alexis Fernández parece apegarse a una lógica precisa: si se escribe sobre un fotógrafo es necesario visualizar su hábitat, ese entorno vital congelado en imágenes de todo tipo. El autor recurre a la fotografía, la caricatura, las ilustraciones, el facsímil de documentos, etc., intentando ofrecer el perfil gráfico de una ciudad, especie de instantánea tomada al vuelo, o en todo caso algo así como un collage organizado para ofrecer una estética visual de paisajes y lugares donde conviven, crean, aman y se encuentran esos personajes que habitan la Casa de la Bahía.

El libro bellamente impreso seduce por adentrarse en esos terrenos de lo creativo y en el mismo el autor, sin pretender un libro vanguardista, juega con las tipografías y hace malabares con los discursos buscando las voces vivas que entretejen los ejes narrativos del libro. Emperatriz Arreaza Camero, en una reseña sobre el libro, escribe: “La novela se divide en veintiocho capítulos desgranados en una envolvente prosa poética que no por ello descuida la investigación histórica —plasmada en la última parte del libro, la cual detalla la fuente de citas e ilustraciones. Cada capítulo nos abre el telón hacia alguna etapa en la historia de vida de un hombre que desde su adolescencia comienza su labor como promotor cultural, empresario, fotógrafo, cineasta e inventor, a pesar de las dificultades económicas propias y del aislamiento político de la región durante los gobiernos de Guzmán Blanco, Cipriano Castro o Juan Vicente Gómez…”.

El estilo de Alexis Fernández es fluido y sencillo y va narrando la ciudad de Maracaibo no como una estructura de calles, casas y avenidas, sino como torre de Babel donde los discursos y las hablas se superponen. Fernández se vale de otros impresos, de otros textos, de recortes de prensa, para armar un hilo narrativo que lleve al lector por esa casa amplia de la vida, de una ciudad, de una memoria estética. Orlando Villalobos Finol escribe: “Los hilos extraviados de lo que fuimos, como pueblo y como urbe, antecedente indispensable para saber quiénes somos y dónde estamos, desfilan en este libro. Uno a uno van apareciendo los retazos de ficción, de recuerdos, de fotografías y de realidad que se cruzan en los caminos de ese formidable personaje llamado Manuel Trujillo Durán, genio creador pero sobre todo emprendedor, que tuvo la tenacidad y el coraje de abrirle espacio a la fotografía, a las primeras películas de cine, proyectadas en estas costas, y al periodismo que fundió en el periódico Gutenberg…”.

La Casa de la Bahía es una experiencia para los sentidos; es un extraño poema, una rara foto a una vida, a una ciudad.

El ejemplar que tengo del libro tiene un error de compaginación, cuestión que no desmerece el trabajo de tesón y fragua llevado a cabo por Alexis Fernández para escribir un libro inusitado e impreso con esmero. Libro de una exquisita, útil y extraña belleza. Quizás Fernández investigó para el libro desde esa visión auténtica y muy honesta, pero se encontró que para escribir sobre Manuel Trujillo Durán era necesario una nueva fórmula narrativa y sobre la marcha, ya con todo el cúmulo de notas, papeles y fotos, supo que era necesario mezclar ensayo, cuento y biografía con ficción e indagar un mecanismo verdaderamente eficaz para narrar a partir de una vida toda una ciudad, toda una época; especie de maquinaria envolvente y que proyectara todo como una foto a gran escala. Libro en el cual se concibe una estructura mestiza en la que se difuminan las fronteras entre los géneros y otras convenciones a la hora de escribir. Con acertado tino José Calos De Nóbrega escribe: “La Casa de la Bahía se rescata de la memoria en una clave lírica que involucra un tenor intrahistórico e integrador de las artes visuales, el cine, y la literatura (la novela, la crónica y la poesía): la conversación de sobremesa, el ajetreo anarquista de la imprenta y el estudio fotográfico, el recital poético y la lectura de los textos ajenos configuran una entusiasta y amorosa comuna de hablas que fascina al lector…”.

Para descubrir los entresijos complejos del pasado, y de esos claroscuros imprecisos de toda identidad, Alexis Fernández ha realizado un trabajo arduo, en el mejor estilo del investigador privado de novelita policial, más que del académico preparando un trabajo de ascenso. Como es lógico el resultado final es un libro de notable hechizo y con ese condimento de inverosímil fascinación que seduce a cualquiera. El libro La Casa de la Bahía es una experiencia para los sentidos; es un extraño poema, una rara foto a una vida, a una ciudad, una singular pesquisa en el pasado para descubrir esa inigualable metáfora del arte.

Alexis Fernández (Santa Bárbara del Zulia, 1951), egresado en Filosofía en la Universidad del Zulia, LUZ (1974), adscrito a la Facultad Experimental de Ciencias, donde ha ejercido labores docentes, actividades de investigación y extensión universitaria. Profesor titular de LUZ (1999). Director de Cultura de LUZ (1992-2000). Magíster en Antropología, en la División de Estudios para Graduados de la Facultad Experimental de Ciencias (1996-2000). Presidente de Apuz-Ciencias (1996-2002). Actualmente con un equipo de trabajo conformado por profesores universitarios y escritores preside la Editorial Kuruvinda. Ha publicado Estrafalario (cuentos, 1975), Días de gracia (narrativa, 1976), Anotaciones para una antología de poesía falconiana (1984), Turbio fontanero (novela, 1992), Linaje del sur (prosa poética, 1996), Costa lejana (prosa poética, 2000), Un día con los añú (etnografía, 2002), Árbol de sombra (prosa poética, 2003), Caligrafías de agua (2005) y Memorias del caudal (2007).







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